El acontecimiento de Tunguska    

Sin duda alguna que uno de los acontecimientos más importantes que ha ocurrido y marcado la historia moderna de la astronomía y la meteórica, es el fenómeno de Tunguska.

 

Todavía hoy, a pesar de los años que han transcurrido desde esta espectacular caída, se encuentra encendida la polémica sobre lo que realmente pasó en esta apartada región de la Siberia rusa.

 

Pero todos coinciden en un aspecto: Tunguska representa el peligro inminente de una colisión con un objeto celeste.

Impacto de Don Davis

 

El suceso.

En la madrugada del día 30 de Junio de 1908, en la región de Siberia donde fluyen los ríos Podkamenaya Tunguska y Nizhniaya Tunguska, ocurrió una gigantesca explosión que superó en dos mil veces la bomba lanzada en Hiroshima. Esta explosión destruyó árboles de distintos tamaños en una extensión de más de 2.200 kilómetros cuadrados y produjo una onda sísmica que fue detectada en sitios tan alejados del lugar como San Petersburgo y San Francisco.

Posterior a la explosión, ocurrieron las denominadas noches blancas. Por más de una semana, las noches lucieron inusualmente brillantes. En lugares tan apartados de la zona del acontecimiento, como Londres, se reportaron luces en el cielo, que incluso permitían leer durante la noche sin el auxilio de ninguna luz artificial.

 

El 3 de Julio, los científicos atribuían las noches blancas a perturbaciones eléctricas ocurridas en la alta atmósfera terrestre producto de explosiones solares. Similares noches fueron reportadas después de la erupción del volcán Krakatoa en 1883.

 

El observatorio de Irkutsk, a 900 kilómetros del epicentro del evento, reportó perturbaciones en el campo magnético de la Tierra.

 

¿Qué ocasionó tal explosión? 

¿Qué perturbaciones se produjeron a partir del colapso? 

¿Qué efectos persisten hasta el día de hoy? 

Son algunas de las interrogantes que se han planteado los científicos, algunas de las cuales permanecen aún sin una respuesta convincente.

 

Las primeras expediciones.

Los relatos de la descomunal explosión se propagaron de pueblo en pueblo. Los Evenos, conglomerados humanos de la zona de Tunguska, normalmente retraídos, tuvieron que dar sus versiones a otros lugareños del sector, pero existía un inmenso celo sobre divulgar sobre este evento que según sus historias “hizo abrir el cielo en dos”.

 

Una de las primeras personas extranjeras que llegó al lugar fue un mercader de nombre Susdalev, quién se hizo de los servicios de un habitante del lugar de nombre Ivan Aksenov, que lo condujo hasta las cercanías del epicentro del acontecimiento de Tunguska en 1910. Este señor se hizo acompañar por otros comerciantes que frecuentaban la región de la taigá siberiana.  

Leonid Kulik en 1927

El primer investigador en llegar al sitio del acontecimiento fue Leonid Kulik, quien arriba al sitio de la tragedia, 19 años después de que ocurriera. Kulik consiguió con bastante problema los servicios de un guía de nombre Ilya Potapovich Petrov e inició en Abril de 1927 los trabajos científicos para desentrañar lo ocurrido.

Las huellas que registra del suceso son impresionantes. En sus recuerdos, Kulik escribe ”...no me puedo imaginar realmente toda la grandiosidad de esta caída excepcional... desde aquí, desde nuestro punto de observación, no se ven síntomas de bosque; todo está derribado y quemado alrededor... a esta área muerta se aproxima un bosque joven de 20 años... da miedo ver a estos gigantes de 80 centímetros de diámetro quebrados por la mitad como si fueran cañas...

 

“... existen huellas de quemaduras tanto en el bosque tumbado, los restos de arbustos y musgos y en las cimas y pendientes de las montañas, como en la tundra y las islas aisladas de tierra entre los pantanos cubiertos de agua...”

Kulik realizó varias expediciones hacia el sitio de Tunguska, hasta que debido a la II Guerra Mundial debió suspenderlas.

Expediciones posteriores.

Leonid Kulik murió en la II Guerra Mundial. Este infeliz acontecimiento retrasó el trabajo científico hasta el año de 1958, cuando se reinician las investigaciones con la trabajo conducido por el científico K. Florenski.

Estas expediciones siguieron en 1963, con la conducida por Nikolai Vasiliev. No fue sino hasta el año 1990 cuando se permitió el acceso de expediciones científicas provenientes del extranjero. Hasta el momento, se han realizado más de 60 expediciones al sitio de Tunguska y se ha desarrollado un extraordinario trabajo de colaboración científica sobre el evento.

El objeto.

Las hipótesis más aceptadas sobre el causante del fenómeno de Tunguska son dos: un asteroide o un cometa. Una  tercera hipótesis que planteaba la explosión nuclear, por la interacción con un meteorito de antimateria, tiene cada vez menos adeptos.

 

Asteroide.

Las primeras hipótesis sobre el objeto que causó el acontecimiento de Tunguska, provienen de Leonid Kulik. Él estaba convencido que este objeto era un meteorito formador de cráter, con una composición interna de piedra o hierro.

Epicentro del fenómeno de Tunguska

En todas sus expediciones, Kulik se esforzó por conseguir la “herida estelar” o cráter resultante de tal caída. Pero todos sus esfuerzos resultaron vanos.

El inmenso prestigio de Kulik en sus investigaciones marcaron toda la investigación antes de la guerra, aunque existían algunos que no pensaban de manera similar.

Al no conseguir el cráter, una de las suposiciones que se hicieron fue que la existencia de un gran pantano en la zona del epicentro (el pantano de Yúzhnoe) pudo engullir el meteorito e impedir su detección hasta el momento.

Esta conclusión fue duramente criticada por A. Kazántsev en 1946, quién expresó que si el meteorito cayó en el pantano ¿Cómo pudo conservar sus orillas después del impacto?   

Investigaciones conducidas desde 1991 por Massimo Galli, de la Universidad de Bologna, arrojan como conclusión que la caída de Tunguska fue un asteroide pequeño y poco denso (tipo E). Este resultado lo obtuvo gracias a los análisis de partículas cósmicas en la resina de los árboles que sobrevivieron a la colisión.

Cometa.

Para el año 1964, la Academia de Ciencias de la Unión Soviética (hoy Academia de Ciencias de Rusia), nombró una comisión interdisciplinaria, que después de varios meses de trabajo concluyó que el evento de Tunguska era el resultado de una explosión a unos 6 kilómetros de altura.

Después de esta conclusión, tomó cuerpo la conjetura realizada en la década de los 30 por los científicos Fred Whipple (inglés) e Ivanov Astapovich (ruso), que tomaba como base la colisión con un cometa. 

 

Tal suposición, elevada a la condición de hipótesis en la década del 60, logra explicar en gran parte las incógnitas que se plantean. La hipótesis cometaria explica el origen de las noches blancas causadas por la explosión y que cubrieron los cielos de Europa y Asia por varios días. 

Tales noches pueden tener origen por la dispersión de los elementos de la cola del cometa en la atmósfera terrestre. Otro resultado que parece confirmar la hipótesis es el alto contenido raros como el Iterbio, Cinc, Plomo, Níquel, Cobalto en el área de Tunguska, elementos que se encuentran en la nubes plateadas de la alta atmósfera, a unos 90 kilómetros de altura.

Otro punto a favor de la hipótesis de la colisión con un cometa se produjo en la década del 60, cuando a través de análisis de los compuestos de los núcleos cometarios se llegó a la conclusión que estaban compuestos por vapor de agua, amoníaco, metano y ácido carbónico, análisis químico conseguido en gotas fundidas de tamaño microscópico, que confirmaron el origen cósmico del objeto de Tunguska.

Ya en 1963, se encontraron en las riberas del río Níshniaya Tunguska, a varios cientos de kilómetros del epicentro del choque, grandes “depósitos” de partículas cósmicas.

Yevgeniy Kolesnikov, de la Universidad estatal de Moscú, estuvo investigando anomalías isotrópicas que involucran un impacto cometario.

En 1969 se produjo el descubrimiento de quemaduras por efecto radiante, lo que implica una alta producción de calor. Este hallazgo fue secundado por el alcanzado por E. Sobotóvich, quién encontró en la turba, partículas de diamante, testimonio de una gran liberación de calor.

G. Zenkin y A. Illin calcularon en un 10% del total de la energía, la despedida en forma de luz, durante la explosión.

Sin embargo afirmar tajantemente el choque de la Tierra con un cometa no responde todas las interrogantes.  

Análisis del sitio.

Por la geometría de la devastación, los análisis condujeron a establecer un ángulo de caída de unos 30º con Acimut de 110º, con dirección Sureste – Noroeste. La onda balística de la explosión generó una superficie en forma de mariposa y la forma cómo se distribuyeron los árboles en su caída, señalan la trayectoria del objeto celeste.

El análisis de la forma determina que la explosión del cuerpo celeste no fue instantánea, sino más bien progresiva e interrumpida. Según cálculos actuales se estima que el objeto se desplazó unos 20 kilómetros mientras explotaba. 

Se estima que la energía producida por el impacto es equivalente a 20 megatones de TNT y que el objeto tendría una masa de unas 100.000 toneladas.

Tales características no dejan lugar a dudas de la naturaleza de tal explosión; su envergadura sólo puede ser atribuida a la colisión de nuestro planeta con un objeto celeste.

Algunas interrogantes.

Los trabajos en la zona del evento de Tunguska continúan y en el sector una nueva vida se abre camino. A pesar de la cantidad de expediciones y estudios realizados, aún permanecen algunas interrogantes. Preguntas cómo ¿Por qué el acontecimiento de Tunguska produjo la re-magnetización de los suelos en un área de 3.500 kilómetros cuadrados? Todavía no encuentran respuesta satisfactoria.

 

De manera similar, continúa el estudio sobre algunas mutaciones sobre ciertas especies de pinos en las cercanías del epicentro del impacto. 

 

Los científicos están trabajando para obtener una conclusión definitiva acerca de la naturaleza física del objeto que causó el fenómeno de Tunguska y las perturbaciones que esa espectacular caída, introdujo en nuestro habitat.