A un año de nuestro primer satélite    

 

 

 

Por Andrés Eloy Mendoza.

Asociación Larense de Astronomía, ALDA.

 

El 29 del año pasado, toda Venezuela vibró a las 12:24 pm hora legal del país, cuando al otro lado del mundo, un cohete chino, Larga Marcha 3-B, alzaba el vuelo con el primer satélite venezolano.   Todos recordamos el rugir de los motores y el tricolor venezolano elevándose a los cielos para catapultar a Venezuela en la era espacial.

 

Desde la década de los ochenta se hablaba de colocar un satélite en órbita para los países de la comunidad andina y finalmente en 1996, Venezuela a nombre de la CAN (Comunidad Andina de Naciones) hizo una solicitud para ocupar una órbita con el satélite Andesat, pero no había voluntad política ni en Venezuela ni en la CAN y la petición caducó en el año 2000. Esto fue aprovechado por México para ocupar esa órbita y ahora los aztecas tienen 3 satélites. 

 

Venezuela seguía insistiendo en su intención de tener un satélite pero ahora queríamos transferencia tecnológica.  Se buscó negociar con los países que tienen tecnología para lanzar satélites y en todos ellos la respuesta era la misma: nos fabricaban el satélite y lo ponían en órbita, hasta lo podíamos usar para lo que quisiéramos, pero solo ellos lo manejaban y controlaban lo que subía y lo que bajaba.  Esto no fue aceptado por Venezuela y finalmente la República Popular China aceptó fabricarnos el satélite, ponerlo en órbita y transferirnos la tecnología de manera tal que hoy día, dicho satélite está siendo operado por personal venezolano.

 

Las perspectivas para el desarrollo que trae este satélite al país y a la región son enormes.  En la era de informática, tener un recurso como un satélite propio es una capacidad que a nuestro parecer no ha sido valorado en toda su dimensión ni siquiera por personas e instituciones que deberían ser las primeras en crear conciencia sobre lo que esto significa. 

 

Todas las posibilidades que trae para las transmisiones de televisión, de datos y de telecomunicaciones en general, son enormes.  Una mención particular merecen la telemedicina y la teleducación, las cuales según las informaciones que se difunden, ocuparán un 40% de la capacidad de satélite.  Esto permitirá llevar atención médica y educación a comunidades que tradicionalmente han tenido dificultades para el acceso a estos servicios. 

 

Se habla mucho de proyectos de telemedicina, pero comienza a imponerse en el mundo el de telesalud, por ser un concepto más amplio.  Veamos.  “La telemedicina se define como la aplicación de las tecnologías de información y comunicaciones para transferir información médica para el diagnóstico, terapia y educación”. La telesalud se considera un concepto más amplio y se define como “la aplicación de las tecnologías de información y telecomunicaciones para transferir información del cuidado de la salud para brindar servicios clínicos, administrativos y educativos”. La Organización Mundial de la Salud en 1997 afirma que la telesalud se entiende como la integración de los sistemas de telecomunicaciones a la práctica de la protección y promoción de la salud, mientras que la telemedicina es la incorporación de estos sistemas a la medicina curativa. 

 

Cuando pensamos en la aplicación de estas tecnologías en el país, comenzamos a darnos una idea de lo que este gran avance puede significar para Venezuela.  Comunidades lejanas podrán ahora tener acceso a la medicina y a la educación.  Una enfermera entrenada en el uso de solo algunos equipos de informática, puede hacer los exámenes rutinarios a un paciente y los envía por una conexión satelital a un médico especialista en un centro de salud urbano y éste puede hacer su diagnóstico, evitando así en muchos casos viajes innecesarios y proporcionándole un servicio que este paciente antes ni soñaba.  

 

Lo mismo hay que resaltar para las escuelas rurales, que ahora podrán gozar de conexiones a Internet y la brecha entre la educación escolar rural y urbana se va cerrando.

 

El costo del satélite asciende a unos doscientos sesenta millones de dólares , lo cual es muy buen precio para todo el potencial que ahora se nos da en materia tecnológica y científica.  Esa inversión incluye no solo la fabricación del satélite y su puesta en órbita, sino también las estaciones terrenas y lo más importante que es la capacitación de personal venezolano para operar todo el sistema.  Un total de noventa compatriotas han sido entrenados por la República Popular China, estos son 15 ingenieros que han hecho doctorados en tecnología satelital, 15 que han  hecho estudios a nivel de maestría y sesenta técnicos que se han especializado en ciencias satelitales. 

 

El pasado 7 de octubre, una delegación de ALDA visitó la Base Aérea “Manuel Ríos” en El Sombrero, Estado Guárico. Allí conocimos las instalaciones desde donde se controla el satélite.   Una de las informaciones más importantes que recogimos es que el satélite está operando  al cien por ciento y está trabajando a un 30 por ciento de su capacidad sencillamente porque aún no se han desplegado todos los servicios que prestará el sistema, pero no hay ningún problema en cuanto a operación.

 

Nos enteramos hoy en el programa especial  del aniversario del satélite, que hasta el día de hoy se han desplegado 1.580 antenas satelitales, 88 bases de frontera de la FAN y 33 localidades de salud. 

 

A nosotros en ALDA, esto nos satisface porque esto nos ayuda en nuestra misión de divulgar la ciencia, pues mientras más gente pueda tener acceso a Internet, a más gente podemos llegar y llevar nuestro mensaje no solo de divulgación de la ciencia sino de toma de conciencia de quiénes somos y nuestra posición en el Universo.