La odisea del Apolo 11              

 

“HOUSTON, AQUÍ BASE DE LA TRANQUILIDAD ,

EL AGUILA HA DESCENDIDO”

 por Andrés Eloy Mendoza

            La década de los sesenta es recordada por muchos como una época dorada.  Para otros, en cambio, despierta las más hostiles pasiones.  Pero nadie puede situarse ante ella de manera apática e indiferente.  En efecto, fueron los días en que los Beatles enloquecieron a las multitudes con su música y los hippies revolucionaron al mundo.

 

            También fueron los días del Mayo Francés.  El boxeador Muhammad Alí escandalizó al mundo al negarse a ir a la guerra de Vietnam y al participar en las luchas por los derechos civiles de los negros, movimientos éstos liderizados por Malcom X y Martin Luther King Jr., quienes más tarde fueron asesinados por fanáticos extremistas.  También fue asesinado un Presidente de los Estados Unidos, John F. Kennedy, y su  hermano Robert corrió con la misma suerte cuando se perfilaba como el candidato de más opción para las elecciones presidenciales de 1968.

 

Una década tan electrizante no podía cerrar mejor que con el logro de lo que fue siempre un sueño fantástico: poner a un hombre en la luna.  El 20 de Julio de 1969, por vez primera un ser humano posó la planta de su pie en otro cuerpo celestial.  El honor fue para el astronauta estadounidense Neil A. Armstrong, en la misión Apolo XI.  De esta manera se materializaba el sueño del escritor francés Julio Verne, quien 104 años antes había escrito la novela “De la Tierra a la Luna ”.

La exploración espacial comenzó en realidad en la década del cincuenta y llenó la de los sesenta con hechos de gran significación histórica para la humanidad, como el que por primera vez un ser humano fuese al espacio y orbitase la Tierra.  Esto ocurrió el 12 de Abril de 1961 y el héroe fue el cosmonauta Yuri Gagarin, de 29 años de edad.  Veintitrés días más tarde, el 5 de Mayo, la NASA realizó su primer vuelo sub-orbital tripulado, tocándole ser el héroe al astronauta estadounidense Alan Shepard Jr.  Aquí comenzó una carrera espacial increíble entre las dos superpotencias del momento, la URSS y USA.  El 25 de Mayo de ese año, el Presidente John F. Kennedy oficializa esa carrera cuando convoca al país a aunar esfuerzos para poner a un hombre en la Luna antes de finalizar la década (4).

Ante el Congreso de los Estados Unidos, Kennedy pronuncia estas palabras:

 

“Por consiguiente pido al Congreso, por encima y más allá de los incrementos que he pedido antes para la actividad espacial, que provea los fondos, los cuales son necesarios para conseguir las siguientes metas nacionales:

Primero, yo creo que esta nación debe proponerse a si misma lograr la meta, antes de que la década termine, de descender a un hombre en la Luna y retornarlo a salvo a la Tierra.  Ningún proyecto espacial en este período será más impresionante para la humanidad, ni más importante a largo plazo, para la exploración del espacio.  Y ninguno será tan difícil ni costoso de lograr”.  (3)  p. 11

   

 

A la derecha, Yuri Gagarin, Cosmonauta Soviético, primer humano en ir al espacio el 12 de Abril de 1961. A la izquierda, Alan B. Shepard Jr., Astronauta Estadounidense, primer norteamericano en ir al espacio, el 5 de Mayo de 1961.

 

Esta fue la esencia de su discurso para proponer la meta lunar.  Durante su campaña en pro de este objetivo, repetidamente usó frases como “la clave de nuestro futuro en la Tierra... aumentar nuestra envergadura ante el mundo...  antes de finalizar la década...”  El insistía mucho en que aún cuando no se podía garantizar  que ellos un día serían los primeros en llegar a la Luna , cualquier falta en esforzarse, con toda seguridad los haría los últimos.  (3)

Como es de esperar, esto causó conmoción en los Estados Unidos y en el mundo.  Había multitudes en contra de este propósito y multitudes a favor.  El Presidente Kennedy defendió su posición con mucha firmeza.  En uno de sus más electrizantes discursos, en Septiembre de 1961, mientras visitaba Houston, Texas, dijo:

“Unos dicen, ¿Por qué ir a la Luna ?  ¿Por qué escoger esto como nuestra meta?  Y a ellos puedo yo bien preguntarles: ¿Por qué escalar la más alta montaña?  ¿Por qué hace treinta y cinco años, volar el Atlántico?  ¿Por qué juega Rice con Texas?  ¡Nosotros escogemos ir a la Luna.. .!  ¡ Nosotros escogemos ir a la Luna en esta década y hacer las demás cosas.  No porque son fáciles, sino porque son difíciles!”.  (4)

 

Konstantin E. Tsiolkovski, el padre de la cohetería rusa, dijo:  La Tierra es la cuna de la razón, pero  no se puede vivir en la cuna para siempre” (1)  Y es que la curiosidad natural del hombre lo llevará a expandir las fronteras del saber en su constante afán de descifrar el vasto Cosmos en el cual vive.

 

A la izquierda, Konstantin Tsiolkovsky, el padre de la cohetería Rusa. A la derecha el Dr. Robert Goddard, padre de la cohetería estadounidense.

 

El poner a un hombre en la Luna , no era tarea fácil.  Había que desarrollar nuevas tecnologías: sistemas de comunicación no existentes, computadoras muy sofisticadas, materiales que estarían expuestos a las temperaturas extremas y presiones increíbles del espacio.  Incluso no se sabía como sería afectado el hombre al estar expuesto por un período prolongado de tiempo a un ambiente de cero gravedad, aparte de las radiaciones del Cosmos.  En fin, había toda una serie de problemas con los cuales el hombre no tenía experiencia ni contaba con información alguna.  Sin embargo, uno de los principales alicientes para desarrollar toda esta tecnología, era el hecho de que los desarrollos que se hacen  en las ramas del saber humano, siempre tienen aplicaciones en la industria y en otras ciencias como la medicina y la fisiología.

El descenso tripulado a la Luna fue escogido como meta, debido a que ningún otro lugar en el espacio está tan cerca para probar los equipos y al hombre  para futuros viajes espaciales.  Yendo el hombre a la Luna se contestarían muchas preguntas que, de no ir, quedarían sin respuesta.

Además, la Luna podría ser una excelente plataforma para montar instrumentos astronómicos, sin tener las desventajas atmosféricas de la Tierra y también podría servir como punto de relevo para las comunicaciones.

El potencial de los beneficios a obtener de la exploración espacial no se podía imaginar en aquel entonces.  Aún,  treinta y cinco años después de la hazaña del Apolo XI, seguimos sin percatarnos de todas las ventajas y desarrollos que ha traído al hombre la exploración espacial.

Para el momento cuando Kennedy propuso el Programa Lunar, el Proyecto Mercury estaba en ejecución.  El Proyecto Apolo fue entonces aprobado como el programa de vuelos tripulados que llevaría a cabo muchos estudios para determinar la factibilidad de varios tipos de misiones, así como diferentes métodos para lograr el descenso.

Los tres principales métodos considerados para ese viaje a la Luna fueron: 1.) El vuelo directo en un vehículo espacial completo desde la Tierra hasta la Luna y de regreso; 2.) Lanzar por separado los componentes primordiales, ensamblarlos en el espacio y enviarlos como un solo vehículo para descender en la Luna y despegar de vuelta a la Tierra ; 3.) Lanzar toda la nave espacial desde la Tierra a una órbita lunar y descender un módulo a la superficie lunar, mientras el resto de la nave esperaba en órbita lunar  por el regreso del módulo lunar para acoplarse de nuevo con éste y regresar a la Tierra.

Finalmente en Jullio de 1962, el tercer método, llamado “Cita en Orbita Lunar” (Lunar Orbit Rendezvous) fue seleccionado, después de estudiar exhaustivamente las ventajas y desventajas de cada uno de los métodos propuestos.  Pero pasar del Proyecto Mercury al Apolo era un salto tecnológico muy brusco.  Allí surgió el Proyecto Géminis, para servir de enlace entre el Mercury y el Apolo.

Luego del éxito del Proyecto Mercury, el Géminis fue ejecutado.  Este también fue un éxito.  Muchos adelantos tecnológicos hacían ver que sí era posible ir a la Luna. Comenzó entonces la ejecución del proyecto Apolo.

 

 

 

El vehículo espacial Apolo no puede ser descrito en términos sencillos, ni en pocas palabras.  La mejor manera es describirlo por sus componentes mayores.  Este vehículo sería lanzado por el poderoso cohete “Saturno V”, especialmente diseñado por el prodigioso cerebro de Wernher Von Braun.  Dicho cohete consistía de tres etapas: la primera era llamada S-IC, tenía 9,9 metros de diámetro y 41,40 metros de altura.  Esta sección tenía una capacidad de empuje de 3.469.390 Kg-f y llevaba a la nave espacial a una altura de 62 kms y a una velocidad de 9.850 Km/hr.  Al cumplir su misión, esta parte se desprendía de la nave y caía al mar.

La segunda etapa era la S-II , también de 9,9 metros de diámetro y 24,45 metros de altura.  Esta llevaba a la nave Apolo a una altitud de 185 kms., manteniendo la velocidad imprimida por la primera sección.  Una vez cumplida su misión, esta sección también era desechada por la nave y se desintegraba al entrar en la atmósfera terrestre.

La tercera etapa era la S-IVB , tenía 5,61 mts de diámetro y 17,52 mts de altura.  En la parte baja, el diámetro se expandía a 9,9 metros para encajar sobre la segunda etapa del Saturno V.  Era la encargada de llevar a la nave a la órbita terrestre, a 190 kms de altitud.  Luego de completar una órbita, esta etapa se volvía a accionar para sacar a la nave de la órbita terrestre y colocarla en su trayectoria lunar.

El vehículo Apolo propiamente dicho, iba montado sobre el Saturno V. Sobre la tercera etapa, la S-IVB , estaba el Adaptador o Garaje del Módulo Lunar.  Aquí viajaba dicho módulo durante el lanzamiento hasta salir la nave de la órbita terrestre, momento en el cual este Adaptador se abría y se separaba del resto de la nave.  Entonces el Apolo giraba 180 grados, se acoplaba al Módulo Lunar, y volvía a girar 180 grados para seguir viaje a la Luna , en tanto que el Adaptador y la sección S-IVB quedaban en órbita solar.

El Módulo de Servicio iba encima del Adaptador del Módulo Lunar y era de forma cilíndrica, con una altura (o longitud) de 7,4 metros y un diámetro de 3,9 metros .  Tenía un empuje de 9.300 Kg-f.  En este módulo se albergaban los equipos que daban soporte al Módulo de Comando, aparte de llevar el sistema de propulsión para entrar a y salir de la órbita lunar y regresar el Módulo de Comando a la Tierra.  Una vez que venían de regreso de la luna, antes de que el MC entrase en la atmósfera terrestre el MS se desprendía para ser destruido en el proceso de entrada a nuestro planeta.

El Módulo de Comando era de forma cónica y viajaba montado sobre el módulo de Servicio.  Tenía una base de 3,9 metros y una altura de 3,6 metros .  Pesaba 5.937 kgs  con los astronautas dentro.  Su volumen habitable era de 59,4 metros cúbicos .  Aquí estaban todos los controles de la nave.  Este módulo había sido diseñado para albergar a la tripulación por el período de dos semanas o más.  Esta era la única parte, de todo el vehículo, que regresaba a la Tierra.

Por último, el Módulo Lunar consistía de dos secciones, la de descenso, la cual se quedaba en la Luna , y la de ascenso, en la cual los astronautas subían a acoplarse nuevamente con el MC.  La sección de descenso también servía de plataforma de lanzamiento para la sección de ascenso.  El ML tenía una altura de 6,96 mts y la diagonal de su tren de alunizaje era de 9,5 mts.  Tenía un volumen habitable de 4,5 metros cúbicos , y un empuje de 1.587 Kg-f en la sección de ascenso.

Todo el vehículo espacial Apolo con su poderoso Saturno V medía 110,6 metros de altura y pesaba 2.912.925 Kgs., incluyendo el combustible para la propulsión del cohete.  De todo esto, solo 5.937 Kgs regresaban a la Tierra.

Cuando iba a volar el primer Apolo, la exploración espacial estadounidense cobró sus primeras víctimas.  El 27 de Enero de 1967 los astronautas Virgil Grissom, Edward White y Roger B. Chaffee perdieron sus vidas en la plataforma de lanzamiento, en un accidente durante una práctica.  Fue este un duro golpe para la NASA , pero luego de varios cambios en la cabina del Módulo de Comando, y después de los vuelos no tripulados del Apolo 2 al Apolo 6, el Apolo 7 alzó el vuelo llevando a tres astronautas al espacio el 11 de Octubre de 1968.

El 21 de Diciembre de 1968, el Apolo 8 realizó el primer vuelo de órbita lunar tripulado.  Demostraba así el vehículo espacial Apolo que era capaz de entrar en la órbita de la Luna.  Tocó el turno al Apolo 9, y el 3 de Marzo de 1969 fue al espacio por primera vez el Módulo Lunar y se demostró que éste sí podía volar en una ambiente de cero gravedad.  Este fue un vuelo de órbita terrestre.  El Apolo 10, lanzado el 18 de Mayo de 1969, orbitó la Luna , y el ML descendió hasta apenas 9 millas de la superficie lunar.  Allí se probó que éste sí podía volar en el ambiente lunar.

Finalmente llegó la misión que esperaba toda la humanidad:  el Apolo XI.  Todo el mundo escuchó nerviosamente la voz del Centro de Lanzamientos cuando decía para el mundo a través de la radio y la televisión:

 

“Este es el Control de Lanzamiento del Apolo 7.  Estamos listos para el Apolo XI.  La misión Apolo: el vuelo para descender al primer hombre en la Luna.  Quince segundos, la guía es interna, doce, once, diez, nueve, la secuencia de ignición comienza, seis, cinco, cuatro, tres, dos, uno, cero...  !!!Todas las máquinas encendidas!!!  ¡¡¡Lanzamiento, tenemos un lanzamiento!!!  ¡¡¡Treinta y dos minutos después de la hora, el lanzamiento del Apolo XI!!!   ¡La torre ya está superada!”

 

Dos vistas del momento del despegue del Apollo XI, el 16 de Julio de 1969. El poderoso Saturno V, la creación de Werner Von Braun, alzaba así el histórico vuelo.

 

Y en este incandescente y estruendoso instante, el incansable esfuerzo de miles durante una década y los sueños de millones a través de los siglos convergían, mientras el majestuoso cohete Saturno V catapultaba al hombre hacia la historia y la humanidad hacia el futuro.  El 16 de Julio de 1969, exactamente a las 9:32 AM hora del Este de los Estados Unidos, el corazón del mundo entero se detuvo momentáneamente, mientras tres astronautas estadounidenses: Neil A. Armstrong, Edwin Aldrin Jr., y Michael Collins, dejaban el mundo que probablemente nunca más sería el mismo y surcaban el Cosmos rumbo al primer descenso del hombre en otro cuerpo celestial: La Luna.

El épico viaje del Apolo XI había comenzado.  Los siguientes tres días y medio consiguieron al Apolo XI surcando los cielos.  Y mientras las hazañas del hombre y la tecnología eran llevadas a cabo sin error alguno, los ojos y corazones del mundo seguían a la nave espacial cuando ésta era disparada hacia la órbita terrestre y de allí lanzada a su trayectoria lunar.

 

El mundo se maravillaba mientras la tripulación maniobraba delicadamente la separación y el acoplamiento del Módulo de Comando, codificado “Columbia” y el Módulo Lunar, codificado “El Aguila” y después enviaba a la sección remanente del cohete Saturno V a una órbita solar.

La humanidad esperó pacientemente mientras el Apolo XI viajó por dos días, confiadamente acercándose a su objetivo lunar.  Al tercer día entró en la órbita lunar y mientras se aprovechaba de la gravedad selenita, permanecía en órbita alrededor de la Luna por las primeras 24 horas.  Finalmente, al cuarto día, la dramática separación del “Columbia” y “El Aguila”, mientras la misión Apolo XI alcanzaba el umbral del logro más monumental del hombre.  Aproximadamente a las 8 PM, hora GMT, con Michael Collins orbitando la Luna en el Columbia, Neil Armstrong y Edwin Aldrin comenzaron el descenso de “El Aguila” hacia la superficie lunar.

El Centro Espacial de Houston seguía muy de cerca todos los acontecimientos y había gran tensión cuando se escuchaba a Armstrong reportando el descenso.  Y llegó el momento cuando se oyó: “Houston, aquí Base de la Tranquilidad.  El Aguila ha descendido”.  Todo era alegría en toda la tierra.  Solo unos centímetros de metal separaban al hombre de la superficie de otro cuerpo celestial.

 

Pero los astronautas sí vivieron un momento realmente dramático durante el descenso y aquí una vez más la sangre fría de Armstrong salió a relucir.  Ya sobre la superficie de la Luna , él reporta con una frialdad y tranquilidad increíble lo que pasó durante el descenso.

“Houston, esto puede haberles parecido una fase final muy larga, pero el automático (piloto) nos estaba llevando hacia un cráter del tamaño de un campo de fútbol, rodeado de un número grande de montañas y rocas el doble del diámetro del cráter.  Y esto requirió que nosotros volásemos manualmente sobre el campo rocoso para encontrar un área razonablemente buena”.

 

El combustible estaba calculado solo para llegar a la superficie lunar, y en esta maniobra estuvieron los astronautas a punto de consumirlo todo.  Las pulsaciones de Armstrong en ese momento llegaron a 156 por minuto.  En el increíble momento de pisar la Luna las tenía en 110 por minuto, cifras éstas que para el momento histórico que vivían son bajas.  Ya Armstrong había demostrado sus nervios de acero en la misión Géminis 8, cuando él y David Scott iban a acoplarse con un satélite “Agena” y uno de los cohetes de propulsión les falló y perdieron momentáneamente el control de la cápsula.  Entonces él tomó el mando, apagando otro de los motores para compensar por el que falló, estabilizó la nave e hizo el acoplamiento haciendo de la misión un éxito.  Ese fue el primer acoplamiento de dos vehículos en el espacio.

 

Así llegó la transmisión a la tierra desde la luna, el 20 de Julio de 1969, a las 10:56 pm, hora del Este de los Estados Unidos.

 

El 20 de Julio de 1969, a las 10:56 PM, hora del Este de los Estados Unidos, Armstrong pasó a la historia al convertirse en el primer ser humano que pisaba la Luna.  Entonces pronunció esas palabras que seguirán haciendo eco a través de la historia del hombre: “Este es un pequeño paso para el hombre, un salto gigantesco para la humanidad”.

 

Aldrin desciende el Módulo Lunar. Foto tomada por Neil Armstrong.

 

Veinte minutos más tarde, Edwin Aldrin (Buzz) se reunía con Armstrong en la superficie selenita para pasar también a la historia.  Todo el mundo observaba por televisión los primeros pasos del hombre en nuestro satélite natural.  Irónicamente, quizás el único hombre que no vio esos primeros pasos por TV fue Michael Collins, quien orbitaba la Luna en el “Columbia” y era el ser humano más cercano a Armstrong y Aldrin en ese momento.  En aquel instante era un héroe olvidado.  Sin duda alguna que Collins tenía que ser un hombre de mucho temple, pues su papel era my difícil.  El no solo no veía lo que acontecía en la Luna , sino que, cuando pasaba por la cara oculta de nuestro satélite natural, perdía todo contacto con la Tierra y con el Módulo Lunar.  Entonces quedaba en un silencio total y absoluto.

 

Pocos minutos después de estar Armstrong y Aldrin caminando en la Luna , el Presidente Nixon sostuvo esa histórica conversación telefónica con ellos.  El les dijo:

 

“Hola Neil y  Buzz, estoy hablando con ustedes por teléfono desde el Salón Oval de la Casa Blanca y ésta ciertamente tiene que ser la llamada telefónica más histórica jamás hecha.  Simplemente no puedo decirles cuan orgullosos estamos todos de lo que ustedes han hecho.  Para cada americano, este tiene que ser el día más orgulloso de nuestras vidas y  para la gente alrededor de todo el mundo.  Estoy seguro de que ellos también se unen con nosotros para reconocer que hazaña tan inmensa es esta.

Por lo que ustedes han hecho, el cielo se ha convertido en parte del mundo del hombre.  Y mientras ustedes nos hablan desde el Mar de la Tranquilidad , nos inspiran a redoblar nuestros esfuerzos para traer paz y tranquilidad a la Tierra.

Por un momento invalorable en toda la historia del hombre, toda la gente en esta Tierra es realmente una.  Una en su orgullo por lo que ustedes han hecho y una en nuestras oraciones para que ustedes retornen a salvo a la Tierra ”.

 

Armstrong, como Comandante de la misión, fue el encargado de responder a Nixon.  Ahora sí demuestra que también tiene emociones y contesta con la voz cortada por el llanto y la emoción. 

 

“Gracias señor Presidente, es un gran honor y privilegio para nosotros estar aquí...  representando...  no solo a los Estados Unidos, sino...  hombres de...paz de todas las naciones...  hombres con interés y una curiosidad... y... hombres con una visión para el futuro.  Es un gran honor para nosotros poder participar aquí hoy”.

 

 

 Diferentes vistas de Armstrong y Aldrin durante su caminata lunar.

 

Luego de que los astronautas colocaron los experimentos y equipos programados sobre la superficie de la Luna , subieron de nuevo al módulo lunar.  La sección de ascenso de “El Aguila” subió para acoplarse con el Columbia.  El Módulo de Servicio impulsó a los astronautas hacia la Tierra luego de que la sección de ascenso de “El Aguila” fue dejada caer sobre la Luna.  El día 24 de Julio amarizaron al sudoeste de Hawai.  El mundo entero les dio un recibimiento apoteósico.  El sueño de Julio Verne se había hecho realidad, la proposición de Kennedy había sido ejecutada.

 

 

Arriba a la izquierda, Armstrong dentro del módulo lunar luego de la caminata espacial. En la foto superior a la derecha, el módulo de Servicio y el de Comando con Michael Collins mientras se aproxima al Módulo Lunar. Esta era la vista que tenían Armstrong y Aldrin. En la foto inferior a la izquierda, la vista que tiene Collins desde el Módulo de Comando del Módulo Lunar en donde vienen Armstrong y Aldrin, luego de convertirse en los primeros seres humanos en caminar sobre la superficie selenita.  En la foto inferior derecha, los tres atronautas desfilan por la famosa avenida Broadway de Nueva York, catalogada como las más multitudinaria concentración en dicha vía en toda su historia.

 

Razón tenía Tsiolkovski cuando decía: “El imposible de hoy se convertirá en el posible del mañana”.  La novela de Verne, tomada en su tiempo como una fantasía, como un imposible, se hizo realidad 104 años más tarde.  Y es que son impresionantes las similitudes entre lo que escribió este francés y lo que ocurrió.  El cilindro-cono descrito en la novela tenía 4,57 metros de altura y 2,74 metros de diámetro.  Bastante parecido a los 3,9 metros de base y 3,6 metros de altura del Columbia.  Verne escogió como sitio de lanzamiento un punto en la Florida a solo 225 kms al oeste de Cabo Kennedy.  La velocidad de la nave de Verne era de 11.000 metros/segundo y la del Apolo, tras el encendido de la Sección SIVB , era de 10.830 metros por segundo.  También describió con gran precisión el fenómeno de ingravidez al cual son sometidos los viajeros del espacio.

La exploración espacial no ha terminado, apenas está comenzando.  El hombre nunca dejará de hacerse preguntas acerca del Cosmos que lo rodea.  Siempre la mente del ser humano estará hambrienta de sabiduría y buscará seguir haciendo ciencia.  Si el hombre nunca se destruye a sí mismo, no hay duda, de que un día viajará a las estrellas.  El hombre es parte del Cosmos y el hacer ciencia es una manera del Cosmos conocerse a sí mismo.

 

BIBLIOGRAFIA:

1.GATLAND, Kenneth.  “The Illustrated Encyclopedia of Space Technology”.  Harmony Books.  New York .  1981.

2.Lunar Landing: “Man on the Moon”.  Doubleday & Company, Inc., por Cinema Sounds Ltd.  T-1861.

3.WILFORD, John Noble.  “We Reach the Moon”.  Bantam Books.  The New York Times, New York , Julio 1969.

4.Folleto de la NASA “Man on the Moon”.  Calina Inc., Dallas, Texas.

 

EL MATERIAL ORIGINAL FUE PREPARADO POR EL ING. ANDRÉS ELOY MENDOZA RODRIGUEZ PARA LA ASOCIACION LARENSE DE ASTRONOMIA (ALDA) EN EL VIGÉSIMO ANIVERSARIO DE LA PRIMERA CAMINATA DEL HOMBRE EN OTRO CUERPO CELESTIAL Y FUE PUBLICADO EN DOS PÁGINAS COMPLETAS EN EL DIARIO EL IMPULSO, EN BARQUISIMETO LOS DIAS 19 Y 20 DE JULIO DE 1989.