El aporte del mundo árabe      

 

        Quemada la Gran Biblioteca de Alejandría en el año 641, el conocimiento astronómico pasó, prácticamente, a manos de los árabes.

Es el tiempo, un lapso que no llega a 700 años, desde donde nos vienen la gran mayoría de los nombres propios de las estrellas más brillantes del firmamento.

 

Sirio, la estrella más brillante del firmamento, es para los árabes Al Shi’ra.

Altair, la estrella más brillante de la constelación de Águila, Al Nasr Al Ta’ir.

 

Otros ejemplos, de los muchos que existen, son:

Deneb (Al Dhanab).

Betelgeuse (Bet El-geuze)

Rigel (Rijl Jauzah)

Aldebarán (Na’ir Al Dabaran)

Algenib (Al Janb).

 

        Los árabes rescatan los 13 tomos del “Mathematike syntaxis” de Claudio Ptolomeo y la denominan “La Obra Maestra” (Al Majisti), que posteriormente, al ser latinizada por los europeos, se le denominó Almagesto.