A S T R O B I O G R A F I A S

Charles Darwin
(12 de febrero de 1809, Shrewsbury, Reino Unido – 19 de abril de 1882, Downe,
Inglaterra)
Por: Geonell Romero.
Asociación Larense de Astronomía, ALDA.
El famoso naturalista inglés, Charles Robert Darwin, célebre por su
teoría de la evolución biológica, basada en la selección natural, nació en
Shrewsbury, Reino Unido, fue el quinto de seis hijos de Robert Darwin y Susannah
Wedgwood, una familia extremadamente religiosa. Desde muy pequeño mostró gran
interés y curiosidad por la naturaleza.
En su adolescencia fue ayudante de médico con su padre y en 1825, con
solo 16 años, iniciaría estudios de medicina en la universidad de Edimburgo
aunque no era de su agrado por lo que al año siguiente se dedicará al estudio de
los invertebrados marinos colaborando con Robert Grant en los estudios de
anatomía y ciclo vital de estos seres vivos. Durante años, tuvo problemas con su
padre por abandonar la medicina, y como castigo pretendió enviarlo al Christ’s
College de Cambridge para que se ordenara como pastor anglicano.
En 1826, aún en Edimburgo, se une a la Sociedad Pliniana formada por
estudiantes de historia natural y en marzo de 1827 presentó ante la Sociedad
Pliniana el descubrimiento de que unas esporas blancas encontradas en
caparazones de ostras eran huevos de una sanguijuela. Aprendió la clasificación
de las plantas, y contribuyó a los trabajos en las colecciones del museo de la
universidad, uno de los mayores de la Europa de su tiempo.
En 1828 llega a Cambridge, y gracias a su primo se interesa en
coleccionar escarabajos, llegando a publicar algunos de sus descubrimientos en
el manual “Illustrations of British entomology”. Fue en el periodo viviendo en
Cambridge que tuvo más influencia sobre su corriente de pensamiento, al leer
tres trabajos recientemente publicados sobre la naturaleza: “Teología Natural”,
de William Paley, tratado clásico en defensa de la adaptación biológica como
evidencia del diseño divino a través de las leyes naturales; el “Un discurso
preliminar en el estudio de la filosofía natural”, de John Herschel, que
describía la última meta de la filosofía natural como la comprensión de estas
leyes a través del razonamiento inductivo basado en la observación; y el “Viaje
a las regiones equinocciales del Nuevo Continente”, de Alexander von Humboldt.
Viajó a Gales como ayudante de geología a trazar mapas de estratos con Adam
Sedgwick.
Todos sus estudios y conocimientos le valdrían la invitación a
participar como naturalista en el segundo viaje del ya famoso HMS Beagle, para
cartografiar las costas de Sudamérica. Sus hallazgos en este viaje definirían lo
que más adelante sería su teoría de la selección natural.
El viaje, originalmente programado para durar dos años, se alargó a casi cinco
años, zarpando de Plymouth el 27 de diciembre de 1831 y arribando a Falmouth el
2 de octubre de 1836. Dedicó la mayor parte del tiempo al estudio de la geología
en tierra firme y a recolectar especímenes, tomando nota y reportando sus
descubrimientos periódicamente a Cambridge.
En su primera escala, en Santiago de Cabo Verde, Darwin descubrió que
uno de los estratos blanquecinos elevados en la roca volcánica contenía restos
de conchas. Habiendo leído recientemente la obra de Charles Lyell “Principios de
Geología”, que establecía los principios uniformistas según los cuales el
relieve se formaba mediante surgimientos o hundimientos a lo largo de inmensos
períodos, Darwin presentaba evidencias de esta teoría con su hallazgo de conchas
marinas tan retiradas del mar.
En Punta Alta y en los barrancos de la costa de Monte Hermoso, cerca de
Bahía Blanca, Argentina, realizó un hallazgo de primer orden al localizar en una
colina fósiles de enormes mamíferos extintos junto a restos modernos de
bivalvos, extintos más recientemente de manera natural. Identificó, por un
diente, al poco conocido megaterio —que en principio asoció con el caparazón de
una versión gigante (gliptodonte) de la armadura de los armadillos—. Estos
hallazgos, ocurridos el 24 de septiembre de 1832, constituyeron la primera
evidencia fósil que halló sobre la mutabilidad de las especies y marcaron el
inicio de la posterior elaboración de su célebre teoría. Estos hallazgos
despertaron un enorme interés a su regreso a Inglaterra. Cabalgando con los
gauchos del interior se dedicó a observar la geología y extraer más fósiles.
Contempló con asombro la diversidad de la fauna y la flora en función de
los distintos lugares. Así, pudo comprender que la separación geográfica y las
distintas condiciones de vida eran la causa de que las poblaciones variaran
independientemente unas de otras. Continuando su viaje hacia el sur, observó
llanuras aplanadas llenas de guijarros en las que cúmulos de restos de conchas
formaban pequeñas elevaciones. Como estaba leyendo la segunda obra de Lyell,
asumió que se trataba de los «centros de creación» de especies que este
describía, aunque por primera vez comenzó a cuestionar los conceptos de lento
desgaste y extinción de especies defendidos por Lyell.
En las islas Galápagos, Darwin se dedicó a buscar indicios de un antiguo
«centro de creación», y encontró variedades de pájaros pinzones que estaban
emparentadas con la variedad continental, pero que variaban de isla a isla.
También recibió informes de que los caparazones de tortugas variaban ligeramente
entre unas islas y otras, permitiendo así su identificación.
Ordenando sus notas rumbo hacia Plymouth, Darwin escribía que de
probarse sus crecientes sospechas sobre los pinzones, las tortugas y el zorro de
las islas Malvinas, “estos hechos desbaratan la teoría de la estabilidad de las
especies”. Posteriormente reconoció que en aquel momento, los hechos observados
le hacían pensar que “arrojaban alguna luz sobre el origen de las especies”.
El origen de las especies.
Al volver de su travesía en el Beagle, el 2 de octubre de 1836, Darwin
se reuniría con Charles Lyell y el anatomista Richard Owen, quien contaba con
las instalaciones del Real Colegio de Cirujanos de Inglaterra para poder
analizar los fósiles recolectados por Darwin, entre los que se encontraban los
de perezosos gigantes extintos, un esqueleto casi completo del desconocido
scelidotherium, un roedor del tamaño de un hipopótamo, que recordaba a un
capibara gigante, y fragmentos del caparazón de Glyptodonte, un armadillo
gigante, tal y como inicialmente supuso Darwin.
Estas criaturas extintas estaban estrechamente relacionadas con especies vivas
de Sudamérica. Darwin fue presentando en distintos círculos científicos la
posibilidad de que “una especie se transforme en otra” para explicar la
distribución geográfica de las especies de seres vivos como los ñandúes.
Desarrolló sus ideas sobre la longevidad, la reproducción asexual y la
reproducción sexual hablando de la variación en la descendencia para “adaptarse
y alterar la raza en un mundo en cambio” como la explicación de lo observado en
las tortugas de las Galápagos, pinzones y ñandúes.
Realizó un esbozo en el que representaba la descendencia como la ramificación de
un árbol evolutivo, en el cual “es absurdo hablar de que un animal sea más
evolucionado que otro”, descartando de ese modo la teoría de Lamarck en la cual,
líneas evolutivas independientes progresaban hacia formas más evolucionadas.
Durante más de una década, se dedicó a realizar pruebas de cruce de
animales y numerosos experimentos con plantas, mediante los cuales encontró
indicios de que las especies no eran realidades inmutables que le permitieron
profundizar las implicaciones de su teoría.
A lo largo de ocho años de trabajo sobre percebes, la teoría de Darwin
le había ayudado a encontrar relaciones que indicaban que mínimas alteraciones
morfológicas permitían a los organismos cumplir nuevas funciones en nuevas
condiciones, y el hallazgo de minúsculos machos parásitos en organismos
hermafroditas le sugirió una progresión intermedia en el desarrollo de seres
sexuados. En 1853 este trabajo le valió la Medalla Real concedida por la Royal
Society, trayéndole así la celebridad como biólogo. En 1854 continuó su trabajo
sobre la teoría de las especies, y en noviembre ya había anotado que las
diferencias en los caracteres de los descendientes podían obedecer a su
adaptación a “diversos entornos”.
“El origen de las especies mediante la selección natural o la conservación de
las razas favorecidas en la lucha por la vida” (popularmente conocido bajo el
título abreviado de El origen de las especies), salió a venta el 22 de noviembre
de 1859. En él, no solo expone sus observaciones, experimentos e inferencias,
sino que considera de manera anticipada las objeciones y críticas a su teoría,
la cual se formula al principio de su libro:
“Como de cada especie nacen muchos más individuos de los que pueden sobrevivir,
y como, en consecuencia, hay una lucha por la vida, que se repite
frecuentemente, se sigue que todo ser, si varía, por débilmente que sea, de
algún modo provechoso para él bajo las complejas y a veces variables condiciones
de la vida, tendrá mayor probabilidad de sobrevivir y, de ser así, será
naturalmente seleccionado. Según el poderoso principio de la herencia, toda
variedad seleccionada tenderá a propagar su nueva y modificada forma”.
Charles Darwin se casaría con Emma Wedgwood el 29 de enero de 1839, con
quien tendría un total de diez hijos, dos de ellos murieron en la infancia, y
especialmente el fallecimiento de Anne Darwin con diez años dejó una huella
indeleble en sus padres. Cuando enfermaron, sospechó que la consanguinidad podía
empeorar la tendencia genética a la enfermedad que él sufría desde su juventud.
Estudió el tema en sus libros, contrastándolo con las ventajas asociadas al
cruce entre muchos organismos.
La mayoría de los hijos de Darwin tuvieron carreras distinguidas logradas, en
parte, gracias al honor de ostentar su ilustre apellido. George, Francis y
Horace se convirtieron con el tiempo en miembros de la Royal Society,
distinguidos así por sus trayectorias en astronomía, botánica e ingeniería,
respectivamente.
Darwin murió en Downe, Kent (Inglaterra) el 19 de abril de 1882, a los
73 años. Esperaba ser enterrado en el patio de la iglesia de St. Mary, en Downe,
pero por petición de sus colegas, el presidente de la Royal Society, William
Spottiswoode, convino un funeral de Estado en la Abadía de Westminster, donde
fue enterrado junto a John Herschel e Isaac Newton. Solo cinco personas que no
pertenecieran a la realeza tuvieron el honor de recibir un funeral semejante
durante el siglo XIX.
En su honor, en astronomía se han nombrado dos cráteres (uno en la Luna
y otro en Marte), con su nombre, así como también el asteroide (1991) Darwin,
perteneciente al cinturón principal.
Referencias.
https://www.biography.com/scientist/charles-darwin
https://en.wikipedia.org/wiki/Charles_Darwin
https://www.bbc.com/mundo/noticias-48607623
https://www.biografiasyvidas.com/monografia/darwin/
