A  S  T  R  O  B  I  O  G  R  A  F  I  A  S 


 

Aristarco de Camos
(310 aC - 230 aC)

Por Rafael A. Fuentes Dávila

Asociación Larense de Astronomía, ALDA.

 

        La  isla  de  Samos, territorialidad griega, ubicada en el Mar Egeo, en el grupo de las Esperadas Meridionales, frente a las costas de Turquía, le; que constituyó  las  colonias griegas  del Asia Menor, tiene el supremo orgullo de haber sido la cuna de grandes pensadores que por su universalidad han contribuido eficientemente al progreso de la humanidad; son genios conspicuos que desde la antigüedad han estructurado el acervo  cultural y científico de la Grecia inmortal. Entre esa constelación de luminarias citamos,  por ejemplo a Pitágoras, el gran filosofo y matemático y en segundo lugar al insigne Aristarco de Camos o Samos. Hay quien también le cita como Aristarco Samio, fundador propiamente de la astronomía científica, dado sus métodos para el cálculo y la observación.

  

        Aristarco vivió entre los años 310 y 230 a.C. y fue discípulo del gran filósofo y  astrónomo Estraton de Lampsaco, fundador de la escuela de Alejandría. Aristarco descuella entre los más grandes pensadores con el apodo de "El Matemático", tal vez por sus grandes facilidades en la geometría y el racionalismo matemático; pero el mejor tributo que se le rinde es cuando es referido por el físico y matemático Arquímedes de Siracusa en su obra "Arenario" y cuando el mismo Nicolás Copérnico, 1.800 años después, se inspira en su hipótesis heliocéntrica para proclamar al mundo tal  descubrimiento aunque Aristarco consideraba un sistema helioestático; tales ideas no  las aceptó la civilización antigua, más bien acusó a Aristarco de sacrílego a la paz de  los  dioses por haber concebido tan "exabrupta" estructura del Sistema Solar.

  

        Estas concepciones revolucionarías de Aristarco fueron condenadas por las escuelas filosóficas de entonces, tal rechazo se manifiesta por los estoicos en la persona de Cleante, quien elabora un tratado titulado "Contra Aristarco"; pero lo más grave es cuando los científicos de la época no se preguntan ¿Por qué no se ve el cambio de posiciones de las estrellas fijas mientras la Tierra gira en torno al Sol? Los sabios de la antigüedad no imaginaban las grandes distancias que nos separan de tales astros; tampoco podían explicar la razón mediante la cual el movimiento de rotación de la Tierra sobre su eje, no afectaba el movimiento del aire, de las nubes y de los proyectiles.

 

        Según Arquímedes, Aristarco asegura no solamente que el Sol está fijo y a su alrededor  gira la Luna , sino que admite también que la Tierra describe una órbita curva en torno a dicho astro. Por lo antes citado, pese a ciertos errores, se le considera el Copérnico de la antigüedad. Fue necesario que transcurrieran 18 siglos para que su hipótesis tuviera   resonancia y aceptación, aunque los dogmas  y  la corruptela social que rigieron después, frenaran la Suprema inspiración del genio creador.

  

        De Aristarco se conserva una obra (solamente una) "Sobre los tamaños y distancias del Sol y de la Luna ". Es admirable desde todo punto de vista que un hombre fuera capaz de  realizar la hazaña que implica el titulo citado, por cuanto hacen más de 2.000 años eran  sumamente precarios los recursos matemáticos e instrumentales para hacer ciertas   ponderaciones espaciales. Sin embargo, Aristarco se basó en ciertas consideraciones expresadas por Anaxágoras, según las cuales se refiere a las fases de la Luna ; las  mismas son producto de la posición de dicho satélite con relación a las ubicaciones periódicas respecto de la Tierra y del Sol; ahí nace la otra concepción grandiosa de Aristarco; La Dicotomía de la Luna , la cual se refiere a la posición que asumen, sobre el horizonte, la Luna y el Sol en el momento que dicho satélite recibe la luz solar, exactamente en la mitad de su superficie.  

 

 

 

        Bajo tales circunstancias, se forma un ángulo recto por las distancias Luna – Sol y  Luna – Tierra. Aristarco midió "rústicamente" el ángulo Alfa formado por las distancias  Luna – Tierra y Tierra – Sol; tal medición arrojó un valor de 87º (por los métodos actuales el valor es de 89º 51´); así mismo, tomó como unidad la distancia Tierra – Luna   para ver cuantas veces era mayor la distancia Tierra – Sol. Lógicamente, el error de 2 grados para el ángulo Alfa produce diferencias sumamente grandes ya que son cálculos astronómicos. Empleó reglas matemáticas de proporciones; hoy cualquiera que conozca el teorema del Seno podrá resolver el  problema que llevó a la inmortalidad al genial Aristarco de Samos.

 

Bibliografía.

Ignacio Burk, COPERNICO , colección Humanismo y Ciencia, 1973. Editorial Sarpe, UNIVERSO, volumen  5, 1984.